DIARIO: UNO DE TANTOS (9)

 Día 9




"Bendiciones disfrazadas"

Anoche vimos "juntos" mi marido y yo una película. ¡No, no rompimos mi aislamiento! Una vez elegida la película le dimos al botón de inicio a la vez y si alguno necesitaba parar dábamos a la pausa los dos a la vez, mientras, comentábamos alguna escena por whatsapp. Estuvo muy bien, fue una forma de dar "normalidad" a nuestra noche del viernes y sobre todo, tuvimos la experiencia de poder acortar distancias después de un día un poco más bajo de energía y con la preocupación de que ni él ni mi hija lleguen a contagiarse.
Él se encarga de todas las tareas domésticas y eso incluye preparar comida y dejarla en nuestras puertas para después pasar a recoger nuestros platos vacíos y dejar todo impecable.
Desinfectar todo en casa constantemente. Estar pendiente de acercarnos cualquier cosa que necesitemos y hacerlo siguiendo todos los protocolos establecidos.
¿Quién sabe si un día nos riamos de alguna de las cosas que hacíamos porque se descubra que era innecesaria? Pero mientras no lo sepamos, lo más sensato es cumplir con todo lo que se nos indica.

Hoy he recibido tareas de mis alumnos y les he enviado las nuevas para la próxima semana.
La verdad es que todo lo que aprendimos en el último trimestre del curso pasado durante el confinamiento está siendo esencial para que ellos no pierdan el ritmo a pesar de mi situación.

Las herramientas de las que disponemos son mi ventana al mundo, como dije el primer día, y son una bendición evidente.

Pero no solo existen bendiciones evidentes, también existen "BENDICIONES DISFRAZADAS", son sencillamente "el Misterio de la Cruz".

Los creyentes en Cristo creemos (confiamos) en que la Cruz no tuvo la última palabra sino que después vino la victoria de la Resurrección. Lo mismo sucede con las pequeñas.... o no tan pequeñas, cruces del día a día, confiamos en que tras ellas estará la victoria de la resurrección porque tras ellas vendrán los frutos.

Y las diferentes experiencias en la vida me han demostrado que esa confianza no defrauda nunca, siempre hay frutos tras una cruz. Es decir, que las cruces son "bendiciones disfrazadas".

Pues bien, tras 14 días enferma, 8 sabiendo que es por Covid de los cuales 5 he estado ingresada, no dejo de descubrir los frutos de esta "Bendición disfrazada" de haberme contagiado de Covid. 
¡No, no penséis que soy una masoquista! Evidentemente prefería no haberme contagiado ni haber estado ingresada. Pero una vez que ha llegado esta cruz....¡Cuántos frutos recibo de ella!:

- He podido ser testigo de la labor de nuestros sanitarios, de la realidad que viven día a día en una planta covid, eso me ayuda a imaginar mejor lo que deben de estar viviendo en las UCI, a conocer su profesionalidad, su capacidad de sobreponerse por encima de sus cansancios físicos y mentales para ofrecer al enfermo su cuidado cariñoso y su ternura, su capacidad de empatía y cómo ellos nos dan la lección de poner a la persona en el centro.

- Mi corazón desborda de agradecimiento ante la respuesta de tantas y tantas personas, hoy es el primer día que mi móvil ha dado algo de tregua pero habitualmente ha "echado humo", muchos me dicen que no quieren molestar cuando escriben pero en realidad cuando lo hacen están dando soplos de aire fresco a mis pulmones tocados.

- Está siendo una ocasión para volver a contactar con antiguos alumnos y sus familias y es una auténtica delicia.

- En casa estamos aprendiendo a coordinarnos, a ser más equipo aún, a unirnos al otro lado de la puerta.

- Me inundan las oraciones de la gente y me siento arropada y bendecida con tan maravillosos regalos. ¡Nunca mejor acompañada!

- Estoy descubriendo la grandeza de corazones de algunas personas que estaban presentes en mi vida cotidiana pero pasábamos como de puntillas cada uno por su lado.

- Podré hablar con conocimiento de causa sobre la enfermedad cuando mis alumnos me bombardeen con su curiosidad.

- Estoy viviendo la enfermedad a la vez que mi amiga fiel, Rosa, y el confinamiento de mi querida Aurora. Son vivencias que nos unen aún más de una forma "mágica".

- Recibo cada día la solidaridad y el cariño de mis compañeros de trabajo y eso hará que la vuelta sea especial y que el ambiente se esté enriqueciendo.

- Soy receptora de la generosidad altruista de tantas personas que están volcadas en ayudarnos.

Por estos motivos y otros muchos puedo afirmar que mi covid es una "bendición disfrazada".


Gracias a percibir tantos frutos puedo "Amar lo que es",  es decir, amar la realidad que es ahora. Acepto lo que vivo en cada momento y no con la urgencia de que todo pase cuanto antes aunque es el deseo que recibo en muchos mensajes y entiendo porqué. 

Deseamos que las cruces pasen pronto. Sin embargo en estos momentos he recibido la gracia de la serenidad de vivir bajo esta premisa "A cada día le basta su afán" (Mt 5, 34) porque cada día también está trayendo sus propias bendiciones.  


4 comentarios:

ÁREA DE RELIGIÓN 25 de octubre de 2020, 5:24  

Buenos días, Nines:gracias por tu testimonio. Quería decirte que Ana, Xaquín, Marta y yo te deseamos una pronta recuperación. Así se lo pedimos a Santa María la Real de O cebreiro. Bo Camiño, compañeira. Mariano García Lorenzo

INMACULADA MUÑOZ 25 de octubre de 2020, 12:20  

Muchas gracias Nines, la fé es maravillosa. El Señor te bendiga y la Virgen te acompañe .Un fuerte abrazo, de esos que crujen los huesos

Rosa la Seño 27 de octubre de 2020, 8:56  

Gracias por tu testimonio, compi. Es un estímulo saber que se puede vivir "lo que toca vivir" de otro modo. Que Dios os bendiga ♥😇 a ti y a tu preciosa familia. ♥

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