A "prueba de fuego"


Las cifras de los divorcios que se producen en España se están disparando, las estadísticas del año 2008 son escalofriantes, hubo más celebraciones de matrimonios que divorcios pero el número de divorcios ya llegaba a un 61 % respecto a las parejas que contraían matrimonio.
Casi el 56% de los matrimonios se acaban separando.
Los analistas coinciden en que una de las principales causas del aumento de las separaciones de los últimos años es la simplificación de los trámites administrativos debido al llamado divorcio “Express”.
Cada vez las parejas tienen que pensárselo menos antes de separarse porque el proceso de divorcio se ha facilitado. De hecho, navegando por Internet en busca de estos datos me he encontrado con diversos anuncios de Bufetes de Abogados lanzando la oferta de un divorcio con “todo incluido” por tan sólo unos 400 €.
Esto nos da una clara idea de la situación social nada favorable a las familias y a los matrimonios estables.
Facilidades administrativas y judiciales aparte, está claro que el matrimonio estable ha dejado de ser lo que podríamos llamar un “valor seguro”. Algunos opinan que la emancipación de las mujeres (término que no me gusta usar porque yo nunca me he sentido esclavizada ni pendiente de ser liberada gracias a un trabajo) promueve que ya no nos sintamos “atadas” a un esposo que nos sustente con su sueldo.
Me parece un razonamiento que denigra a todos los matrimonios del pasado y, sobre todo, a la mujer porque tras este razonamiento aparece la figura de una mujer aprovechada que aguantaba lo que fuera con tal de no pasar penurias económicas. Dudo que el matrimonio fuera más estable antes porque hubiera muchas mujeres actuando de esa manera.
Yo, más bien, creo que el aumento de las rupturas matrimoniales actualmente se debe a una cultura individualista que no ha enseñado a amar sin condiciones, ni a luchar por los compromisos adquiridos. También porque se nos ha enseñado que es más cómodo “usar y tirar”, usar el matrimonio mientras me conlleva placeres y beneficios y tirarlo cuando me trae incomodidades. Por último, porque estamos imbuidos en un ritmo frenético de búsqueda constante de nuevas sensaciones, y eso no cuadra demasiado bien con una pareja estable y una familia a la que debes entregarte y por la que tienes que sacrificarte más de la cuenta.
Eso no quita que haya situaciones extremas en las que la convivencia se ha convertido en algo totalmente inviable y la pareja se está haciendo más daño permaneciendo unida. Pero no dejemos que esto nos lo conviertan en una generalidad porque no creo que sea así.
Respecto a la vida en pareja me he topado con un libro del que también se ha hecho una película en el año 2008, llamado “Prueba de fuego” que explica de una forma sencilla y clara los problemas más comunes y propios a los que se tiene que enfrentar cualquier matrimonio que un día toma la decisión de unir sus vidas para siempre. Nos aclaran que a "prueba de fuego” no significa que no tenga que haber ningún fuego sino que, si el fuego viene, puedes resistirlo.
Libro y película tratan la historia de un bombero reconocido en su trabajo pero con un matrimonio a punto de fracasar. Todos piensan que es un héroe, excepto su propia esposa que siente haber tenido ya suficiente desconsideración y egoísmo por parte de su esposo. En ese momento aparece un atractivo doctor en el hospital donde ella trabaja que ha conseguido captar su atención ya que con él se siente otra vez admirada, atendida y acompañada.
Sus antiguas promesas de matrimonio están lejos de las mentes de ambos, y de repente, la idea del divorcio ha asomado sobre su cabeza. Ante esta situación, el padre del bombero le suplica que dé una última oportunidad a su matrimonio y le pide que cumpla las tareas que aparecen en un diario que él mismo ha escrito y en el que propone un método inspirado en la Biblia para reflotar su unión.
El bombero aprende a luchar por su matrimonio aunque al principio no sienta nada, porque la lucha por salvar el matrimonio a veces debe basarse en lo que uno decide, no en lo que uno siente.
El momento cumbre de este proceso llega cuando el bombero desesperado ante la indiferencia de su mujer le pregunta a su padre: “¿Cómo voy a mostrar amor una y mil veces a alguien que no hace más que rechazarme?”
El padre se detiene ante una cruz solitaria que estaba en medio del bosque, mira hacia arriba, se apoya en ella y sólo contesta “Ésa es una buena pregunta”
La respuesta es clara, sólo con un amor entregado, sacrificado, sin egoísmos ni “parásitos” llegan los matrimonios a celebrar incluso sus bodas de oro, o ¿acaso alguien cree que el camino recorrido por estas parejas fue fácil?

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