2- QMEV - EL SILENCIO



Adivina adivinanza: Si pronuncias mi nombre, desaparezco… EL SILENCIO

Si has visto la película La vida es Bella, ya la habrías oído.



Resulta irónico hablar de aquello que no existe si hablas: El silencio



Puedes experimentar  muchos tipos de silencios. ¿Cuántas veces no te sientes indefenso ante alguno de ellos?

Existen  silencios propios, silencios de otros e incluso silencios del mismo Dios.

La inseguridad que te provoca esos silencios hace que la inquietud se adueñe de ti y que te afanes en salir de ese silencio con premura e impaciencia, lo más pronto posible.

¡Cambiemos la perspectiva!

Deja de enfrentarte al silencio con ese pánico al vacío y a la soledad que te invita a huir cuanto antes.

Aprovecha la ocasión para poner freno en tu vida, y poder pararte a pensar.

Se trata de Saber Esperar.  Es una ocasión, aunque muy dura, preciosa. Preciosa para dejar de permitir que la vida se escape de ti como el agua entre los dedos, preciosa para crecer y madurar, preciosa para aumentar la fortaleza interior durante la espera de respuestas, preciosa para conocerte, darte tiempo para descubrir tus capacidades aún no desarrolladas y, también, para ejercitar la confianza. Confianza en que Él ha vencido al mundo, confianza en que hace nuevas todas las cosas.

El agua revuelta no deja ver el fondo, dale tiempo al tiempo para que se asienten los posos



 “Subió a la montaña a orar” Son muchas las ocasiones en las que el evangelio nos relata cómo Jesús se retira buscando el silencio. Siempre que tiene que tomar decisiones importantes, como la de elegir a sus apóstoles, antes del sermón de la montaña, antes de su pasión, se aparta para orar en el silencio y desde el silencio encontrar la voluntad del Padre.

No dan detalles de esos momentos de silencio y oración, debían de ser muy íntimos. Tanto que nada más se dice de ellos, sólo cuentan que son una constante en la vida de Jesús.



Vives en mundo lleno de ruidos, ruidos que tapan el miedo a la soledad o el miedo a los “sinsentidos” aparentes de los acontecimientos.

Ruidos que inundan el camino hacia la búsqueda del tener, del poder, de la fama, del éxito.



Ni el ambiente ni el miedo a la soledad favorecen la búsqueda de espacios de silencio.

En una sociedad que vive de forma trepidante, acelerada, con un activismo desbordante, no existen los momentos adecuados para hacer silencio, encontrarte contigo mismo y con la realidad  y pararte a pensar en todo ello.



Vives en un mundo lleno de ruidos externos y también de ruidos internos, tu mente y tu alma están llenos de ruido. Demasiadas expectativas sociales se han adherido a ti como si fueras tú mismo, pero no es verdad, tú no eres lo que otros desean que seas. No eres feliz si consumes sin medida, ni tampoco si tu vanidad inunda las redes y te conviertes en el más popular, no eres feliz ganando más dinero a costa de lo que sea, ni eres feliz bebiendo más o siendo el más mirado en la pista de baile, no eres feliz siendo quien no eres. Porque todo lo demás, es efímero, pasajero.



Éste es un momento perfecto, ¿por qué no?, para hacer un poco de silencio.

Apártate de los ruidos que hay fuera y párate. Siente, sólo siente

Shhhhhhh… pon silencio en a los ruidos que están inundando tu corazón.

Cierra los ojos.

Siente el aroma del aire que te rodea, quizá ése de las castañas que has asado esta tarde, quizá de una vela perfumada o el ambientador de tu casa, quizá el aroma de tu colonia preferida o simplemente el de las sábanas recién lavadas.

¡Huélelo! ¡Siéntelo!

Siente cómo palpita la vida dentro de ti, cómo late tu corazón y cómo fluye la sangre  y llega hasta las yemas de tus dedos.

Siente cómo tu cuerpo va eliminando la tensión a la que hoy ha sido sometido. Siente cómo cada músculo se va relajando desde el centro hasta las extremidades. Una agradable sensación de calidez empieza a expandirse desde fuera y llega a lo más profundo de ti.

Siente como tu ser entra en equilibrio y armonía. Déjate mecer.

No hay nada más en este instante, no hay pasado, no hay futuro, sólo tu existencia que se hace la dueña de este momento.

Ya está, lo has logrado, estás en silencio, estás en armonía.

Quédate ahí el tiempo que necesites, no hay prisa, el reloj sigue avanzando pero ¿qué importa?

Tú eres mucho más valioso que ese tic tac.

Ahora estás preparado para sentir cómo Dios te envuelve en su abrazo de Padre que te mira con amor profundo.

Probablemente no sabes nada, ninguna duda se ha resuelto, ninguna respuesta se ha dado, ningún camino ha quedado señalado.

Pero ahora una dulce sonrisa brota en tu rostro.

Está bien. Está bien así. CONFÍA

1 comentarios:

Anónimo,  18 de marzo de 2016, 12:14  

INTERESANTE EJERCICIO- SOLO EN EL SILENCIO ... DETENES TU MENTE QUE HABLA Y REMACHA CON IDEAS - PALABRAS E IMAGENES.-

SILENCIO PARA ESCUCHAR

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